En el vasto escenario del espacio, los cometas siempre han sido heraldos de misterio: bolas heladas de polvo y gas que al acercarse al Sol liberan material en un espectáculo luminoso. Pero 3I/ATLAS parece desafiar incluso esa definición. Astrónomos de todo el mundo están desconcertados por un detalle detectado recientemente: una especie de columna de material que apunta hacia el Sol, en lugar de alejarse de él como dicta la física cometaria convencional. Este hallazgo podría demandar replanteamientos en nuestra comprensión de cometas interestelares.
¿Qué sabemos hasta ahora de 3I/ATLAS?
Fue descubierto el 1 de julio de 2025 por la red ATLAS en Chile, cuando ingresaba al sistema solar interior desde el espacio interestelar.
Se mueve a velocidades altísimas (unos 61 km/s en su detección inicial) con una trayectoria hiperbólica, lo que confirma que no está ligado gravitacionalmente al Sol.
Su aproximación más cercana al Sol (perihelio) está prevista para el 29 de octubre de 2025, cuando recorra cerca del sistema solar interno.
Datos del telescopio espacial James Webb sugieren que su coma (la atmósfera de gas alrededor del núcleo) está dominada por dióxido de carbono (CO₂), con menor proporción de agua. Esta relación CO₂ / H₂O es inusualmente alta para un cometa.
Estudios espectroscópicos muestran la presencia de agua y partículas de hielo, mezcladas con polvo y materiales rocosos, pero también resaltan que su composición no se ajusta completamente al patrón típico de cometas del sistema.
El enigma: una columna apuntando hacia el Sol
Lo más desconcertante no está en sus composiciones, sino en su comportamiento visual: una imagen reciente tomada desde el Observatorio del Teide reveló una columna de material que parece dirigirse hacia el Sol, la cual desafía las expectativas de que los gases cometarios y el polvo sean arrastrados hacia la parte opuesta al astro rey.
Normalmente, la radiación solar empuja el polvo y gas hacia detrás del cometa, formando una cola que siempre apunta en dirección opuesta al Sol. Que en 3I/ATLAS se detecte algo apuntando hacia el Sol sugiere que hay fuerzas desconocidas en juego o una estructura interna sorprendente que está obligando a ese efecto visual invertido.
El astrofísico Avi Loeb ha expresado su asombro: considera que el fenómeno es “impactante” y plantea posibilidades tan inesperadas como que partes del cometa estén siendo activadas (o empujadas) por fuerzas desconocidas.
¿Qué implicaciones tiene este hallazgo?
Repensar modelos cometarios
Si se confirma que este comportamiento no es un error de imagen, podría obligar a ajustar los modelos sobre la dinámica de sublimación del gas, la interacción del polvo con la radiación solar, e incluso la estructura interna del núcleo del cometa.
Una ventana al espacio profundo
Al ser un cometa interestelar, 3I/ATLAS podría conservar rastros de condiciones químicas y físicas de otros sistemas estelares, lo que lo convierte en un laboratorio natural para estudiar cómo se formaron planetas y cuerpos en lugares fuera del sistema solar.
Una llamada al monitoreo intensivo
Actualmente, científicos coordinan observaciones con grandes telescopios como el Hubble, Webb y observatorios terrestres para monitorear su comportamiento antes, durante y después del perihelio.
El cometa 3I/ATLAS llegó desde las profundidades del espacio interestelar con la promesa de desvelar secretos del cosmos. Pero, hasta ahora, parece querer cuestionar nuestras certezas. La columna que apunta al Sol no es solo un fenómeno visual llamativo, sino una invitación abierta a revisar nuestras teorías astrofísicas. Con su paso próximo y el esfuerzo global de observación, estamos ante un momento crucial: quizás 2025 quede marcado como el año en que redibujamos lo que sabíamos de los cometas.


